LOS TRES CERDITOS Claudine se había vestido de manera bastante provocativa ese día; una falda roja muy corta con medias de red, un body blanco que resaltaba su pecho en desarrollo. Claudina fue una de las que cambian de sexo, después de una larga reflexión. Ella todavía tenía su género de nacimiento y se negaba a que nadie lo tocara. “Si cambio de sexo, no es para volver siempre a esto del nacimiento”, decía cada vez que un hombre fingía estar interesado en ello.Había abierto un bar en la calle de una pequeña ciudad de provincias y esa mañana estaba bastante tranquila; todavía no había clientes.Limpió algunos vasos, como para pasar el tiempo, mirando por la ventana francesa si por casualidad llegaba algún visitante.Mientras pensaba, entraron tres hombres, vestidos con monos y chaquetas naranjas en la espalda.Cuando la vieron, sus ojos se iluminaron.Su hombre acababa de dejarla y necesitaba afecto, razón por la cual se había vestido de manera tan provocativa. El deseo de ofrecerse a manos errantes y más si afinidad, era más fuerte que cualquier otra cosa. ¡Necesitaba sexo, como catarsis!El más alto de ellos, que parecía ser el líder del equipo, fue el primero en tomar la iniciativa."Oye, digamos... estás vestido raro", dijo, acercándose.Los otros dos, no queriendo quedarse atrás, hicieron lo mismo.Ella, al ver que no le eran indiferentes, les sonrió.—¿Qué se llevarán, señores?Siempre el primero, ojo por ojo... — Sé lo que tomaré. ¿Podemos tocarnos?- ¿Por qué no? Me pareces amigable. Un momento... cerraré la puerta y correré la cortina.— ¡Esa es una muy buena idea! dijo uno de los otros dos.Los tres estaban ahora a su alrededor, sus manos iban desde sus nalgas hasta su trasero y examinaban el bonito pecho de Claudine.Uno de ellos, que estaba detrás de ella, le levantó la falda y después de mojarse el dedo, lo introdujo en su agujerito.— Pero ya está casi todo mojado por ahí.La más alta abrió el body para exponer completamente sus pechos. Se inclinó y comenzó mordiendo las puntas de sus pezones.En cuanto al tercer ladrón, le tomó la mano para que ella acariciara el prometedor bulto de sus pantalones.Fue el que estaba detrás de ella el primero en penetrarla. Entró con infinita delicadeza, mientras sujetaba su pelvis con sus vigorosas manos.Quería ofrecerse mejor, así que arqueó un poco más la espalda. Al hacerlo, tenía su boca casi a la altura del pene del líder."Dame tu boca, putita", dijo emocionado.Ella felizmente se lo ofreció y comenzó el sexo oral; algo que le encantaba practicar con los hombres.El último tenía la polla afuera y ella lo estaba pajeando, intentando servir lo mejor posible a estos tres cerditos.El que la estaba follando iba a buen ritmo y acelerando su movimiento mientras gemía, no tardó en correrse dentro de ella con una embestida final contra sus nalgas.— ¡Qué ...
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Sí, tengo mas de 18 anos ! No, soy menor de edad