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Desde el cuarto de baño

Publié par : c0c0000 le 05/04/2022

Han pasado varios meses desde que el chico guapo que monitorea el gimnasio ha estado cerca de mí. Siempre tocándose la entrepierna cuando me habla, entrando al vestuario cuando me ducho o dejando la puerta abierta cuando orina en el baño. Cuando le pregunté por qué hacía todo eso, tuvo una explicación para cada una de las situaciones: un TIC para tocarse el pene, la necesidad de limpiar los vestuarios de vez en cuando y la falta de cerraduras en los baños. Pero todo esto no me parecía convincente. Nunca jugaba con el pene con los demás, solía limpiar principalmente el espejo ubicado frente a las duchas y las otras puertas de los baños pueden cerrarse con llave. Dicho esto, desde que le pedí una explicación, no ha vuelto a empezar. Han pasado tres meses y ahora empieza a excitarme de nuevo hoy. Elige desempolvar los pies de las máquinas, pero solo las ubicadas frente a mí. Esto le da tiempo a inclinarse bien, por detrás, con los pantalones abiertos, para dejar entrever el comienzo de sus nalgas. Vuelve francamente de vez en cuando, en su controlada exhibición. Una vez que estoy en la prensa de piernas inocentemente, él mira debajo de mis pantalones cortos y aquellos que leen las primeras historias saben que estoy jugando gratis. Todavía fingiendo que no pasa nada, finge ajustar la entrepierna de sus pantalones, pero su bulto es claramente visible. Finalmente decide adelantarse para pedirme que lo ayude a abrir el mueble del baño, cuya manija está rota. Al no encontrar ni tijeras ni destornilladores, me pide que le preste mis llaves, para que pueda terminar de limpiar antes de regresar a casa. Sintiendo que está empezando a fluir en mis pantalones cortos y que una erección sin ropa interior se notaría mucho, acepto. Le precedo para ir al vestuario y para su gran desesperación, la puerta de dicho armario estaba abierta. No más necesidad de mis llaves, no más necesidad de mí... al menos por ahora. Cuando me doy la vuelta para volver a la habitación, se para detrás de mí, con la bragueta abierta y la polla visible. Se lo señalo, pero me responde: "Está bien, lo cerraré más tarde. Y eso te permite someterte. Entra en las duchas y se desabrocha por completo los pantalones, dejando al descubierto su ya dura, gruesa y peluda polla y sus diminutas bolitas. Nunca imaginé su sexo así en absoluto. Me tomo el tiempo para verlo. La mía también está erecta y no me atrevo a tocarme porque dada la excitante situación, no me acabaría mojando. Él susurra: "¿Estás planeando quedarte plantado allí o estás decidiendo chupar?" Doy un paso adelante. Me pongo en cuclillas y tomo este sexo tan amplio que apenas puedo rodearlo con mis dedos. A unos centímetros, efectivamente, sentimos que es el final del día... Lo pajeo un poco, le digo que no me esperaba eso, ni verlo desnudo, ni pajearlo, ni chúpalo... "¡Maldita sea, cállate! susurrando con los dientes apretados. ¡Chupar!" Abrí la boca para desenganchar la mandíbula y lograr que su glande entrara ...

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