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hombres del bosque

Publié par : germaine82ton le 06/12/2020

De vez en cuando voy al bosque de Montech, por la carretera; hay un lugar de reunión para gays mayores de cuarenta años. Me gustan tanto los jóvenes como los mayores, puedo deshacerme de las pollas pequeñas y esperar al chico bien dotado sin importar su edad. Voy allí para que me atrapen, pero nunca sucedió; prefieren que se las chupe, les hago una reverencia de buena gana, me gusta tener una polla en la boca y con entrenamiento se la pueden meter cada vez más lejos; Todavía no trago, por miedo al sida. Pero estoy cada vez más tentado; el otro día, un viejo, uno mayor que yo, se lleva bien, con un palo hermoso, muy firme, se derramó en mí antes de que tuviera tiempo de reaccionar, jodió por jodido, me tragué su esperma, y ​​mi fe, fue muy agradable. No lo he vuelto a ver desde entonces, para mi gran pesar, Lo que me gusta, pasó casi desnudo, el verano con shorts y una camiseta abierta, mostrando mis pechos rapados o en temporada baja en jogging, obviamente sin bragas. Doy un paseo por el bosque, mostrando mi disponibilidad como marica, me cepillo algunas mientras me paso la lengua por los labios. Uno de ellos saca su sgeg y dependiendo de la condición y el tamaño, me arrodillo frente a él, mientras miro hacia los que he dejado atrás, como una invitación a mirar lo que tienen. Paso mucho tiempo lamiendo el glande y una vez bien formado, me lo meto en la boca. Me bajo los pantalones, me gusta tener el culo al descubierto, listo para ser registrado, y lo chupo variando el ritmo. La mayoría de las veces me felicitan por mis habilidades para chupar: "¿te gusta la polla, verdad?" ". Cuando me tratan, lo paso mal Descubrí el placer de ser dominado.A mediados de otoño, era la segunda vez consecutiva que no había nadie merodeando por el bosque. ¡Puede suceder que haya pocos mundos pero ninguno! Entonces me di cuenta de que los coches aparcados a lo largo de la carretera no eran los de los "clientes" habituales, sino los de los leñadores que estaban ocupados en la zona. Iba a marcharme, cuando uno de ellos a quien no había visto me llamó: - ¿No encontraste lo que buscabas? Un poco desconcertado por la familiaridad, no respondí y tomé la dirección de mi auto. - ¡Oye, espera, puede que tengamos lo que necesitas! Ven aquí ! Fue más una orden que una invitación. Empe ...

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