Llevaba dos horas esperando a mi amo, masturbaba mi pequeña polla colgando alcanzando solo una semi-erección en el mejor de los casos. Ya estaba pensando, lamiendo mis chuletas hasta la majestuosa y ancha cola de mi hombre. Casi podía oler su aroma masculino y orina mezclada. Ya me imaginaba oliendo su ingle antes de tomar esa gran polla en mi boca. Tenía un nudo en el estómago y mi corazón latía con fuerza ... Y si él se contenía y no sentía su polla palpitar debajo de mi lengua esta noche, o mejor aún, profundamente en mi coño anal. Tenía la boca seca. Mi corazón dio un vuelco, alguien había llamado a mi puerta. De él estaba seguro. Cierro mi kimono de seda sobre mi cuerpo afeitado. Abro la puerta, es él en toda su masculinidad primero sus gestos al cerrar la puerta. Su sonrisa devastadora contrastaba con el rojo que subía a mis mejillas. Él hundió sus ojos en los míos y yo los bajé. Cierra la puerta y caigo de rodillas. Mi rostro descansando sobre el suave calor que emanaba de sus pantalones. Su polla está dura en mi cara y caliente como el sol del mediodía. Me siento débil y salivo. "Eres realmente una puta sumisa" me dijo y como para apoyar mejor su punto. Pasa su rostro sobre su polla, manteniéndome con su mano en la parte de atrás de mi cuello. Levanto las manos y empiezo a abrir su bragueta cuando aparta mi mano y literalmente mueve mi cuerpo hacia su cara. Bien afeitado, su fragancia, aunque ligera, es cautivadora. Su boca roza mis labios y su mano sostiene mi cabeza y la otra en mi espalda. Siento esos labios forzando los míos y mi lengua dando la bienvenida a la suya. La suavidad de su beso contrasta con la fuerza que emana de él. Me entrego a su boca a su lengua a su beso con un suspiro de felicidad. Mis piernas están débiles y siento su mano bajando entre las nalgas. Sus dedos calientes y secos en mi coño probando su resistencia, lo que siento cada vez más tembloroso. Estoy ahí en el umbral de la puerta temblando y sometida a la potencia sexual de mi hombre. -En la habitación ! me dijo con voz llena de deseo. A pesar de mis ochenta y ocho metros, balanceo mis nalgas hacia mi habitación, deslizando mi kimono en el suelo como una pista de la dirección de mi coño. Me siento a cuatro patas con las piernas abiertas en mi cama ofrecida a la mirada desvergonzada de este hombre cuyo sexo imploro. Se detuvo en la entrada de la habitación, sus ojos retorciendo mi coño que despido con ambas manos. Me la ofrezco como sacrificio a su deseo. Por el rabillo del ojo lo veo quitarse la camisa, revelando el bosque de pelo en su pecho que ha empapado y sal y pimienta. Paso mi lengua por mis labios mientras estoy emocionado. Sus músculos, sus hombros anchos, sus abdominales bien definidos, todo en él despierta mi deseo. Hasta su corte de pelo que le sienta especialmente bien y que le da toda su virilidad. Finalmente sus pantalones se deslizan sobre sus piernas y puedo ver la carpa formada por la tela de su ropa interior en el mástil de su pene tenso. Finalmente se quita los pantalones con un gesto rápido que llama la atención sobre su pene. El esplendor de su gran pene que son sus buenos veinte centímetros y su diámetro que me hace asombrarme o el diablo que pueda encontrar la sangre para engullir tal polla. Se me acerca lentamente, su respiración es profunda y su andar flexible. Su gran mano acaricia mis nalgas mientras da un paso adelante. Busco su contacto. Su caricia me hace temblar, su mano cálida se levanta de mis nalgas y siento una fuerte bofetada que calienta mi nalga derecha, jadeo de sorpresa y comienza a acariciarme de nuevo por unos segundos luego un nuevo choque pero en mi nalga izquierda. Lo espero pero siento que mis nalgas empiezan a calentar el tiovivo desde hace varios minutos no me muevo mis nalgas están escarlatas siento un calor casi insoportable cuando ahora me acaricia. Mi coño está todo mojado y mi pene pequeño medio levantado, todavía no he tocado su pene que ahora perla con su rocío de amor. Una sonrisa casi burlona está pintada en su rostro. Él siente el deseo en mis ojos y en mi boca mi coño ahora se contrae a intervalos regulares. Ahora acerca su pene erecto a mi cara. Abro la boca a medias pasando mi lengua por mis labios con anticipación. Me atrae su bellota rosa de un volumen imponente pero queda fuera de mi alcance. El olor que emana es embriagador. Su mano todavía me retiene, pero sabe que no la necesita. No tocaría su pene hasta que él me lo permitiera, la sangre me latía con fuerza en las sienes. Mi respiración es corta y me siento febril. ¡Ahora puedes! me dijo. Lentamente, Saco la lengua y la coloco en su pene. Una gota de su amor rueda en mi boca. Estoy en trance, mis labios se abren y meto su pene adentro lo pruebo con mis sentidos el olor y el sabor me impusieron fuerte masculino lleno de vida, mojo bien su pene y lo chupo con pasión mi lengua por encima de mis mejillas ensanchándose con cada ir y venir del sexo. Estoy tan caliente que me arde la cara y mi boca se mueve cada vez más. Su mano se posa en mi cuello y su polla se hunde cada vez más en mi garganta. Su polla se mete profundamente dentro de mí y siento su cabello en mi cara, me sostiene en esta posición durante varios segundos. Fallo pero mis labios se separaron y metí su polla lo saboreo por mis sentidos el olor y el sabor se me imponen fuerte masculino lleno de vida, mojo bien su pene y lo chupo con pasión mi lengua por encima de mis mejillas ensanchándose con cada venida y yendo de su sexo. Estoy tan caliente que me arde la cara y mi boca se mueve cada vez más. 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Sí, tengo mas de 18 anos ! No, soy menor de edad