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La señora saca a relucir su marica

Publié par : mayalabutineuse le 21/11/2025
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Hola a todos, antes que nada, quiero agradecerles de corazón a todos los que disfrutaron y calificaron mi historia anterior. Confieso que me divertí muchísimo —y eso que me quedo corta— contándoles sobre ese momento, que fue una experiencia muy placentera y emocionante para mí. Me dan ganas de compartir otra con ustedes. Esa noche, mi novia me pidió que me maquillara y me vistiera porque quería llevarme al pequeño bosque cerca de casa, un lugar que ambos teníamos muchas ganas de explorar. Ya estaba muy emocionada por transformarme: un vestidito negro, medias rojas sujetas con un liguero y una peluca castaña… Si visitan mi perfil, verán dos fotos de esa noche. Me senté en su coche y, durante todo el camino, sentí un calor intenso en el estómago. Me dijo lo que esperaba de mí: que esperara a que llegara un hombre y luego lo recogiera. Sí, quería verme vestida de prostituta y satisfacer los deseos de quienquiera que apareciera. Cuando llegamos, estaba desierto. Me pidió que caminara de un lado a otro frente al coche. Era una tarde de verano, templada, y el mistral soplaba con fuerza. Levantaba mi vestido y se colaba por debajo. Era una sensación muy placentera. Cada vez que me acercaba a su coche, me decía que parecía una prostituta, y la verdad es que así me sentía. Un coche pasó por la carretera y se detuvo a unos metros. Sentí que me observaban. Reuní valor y me acerqué. Pero arrancó antes de que pudiera decirle a qué había ido y qué esperaba. Decepcionada, volví a la puerta del coche de mi novia y, asomándome, le conté mi decepción. Pero al cabo de unos instantes, el coche pasó de nuevo y aparcó justo detrás de mí. Como se había ido la primera vez, me quedé de espaldas. Oí un portazo y sentí una mano deslizarse bajo mi vestido, dentro de mis bragas. Me toqué la espalda: ya había sacado su pene. Lo agarré y empecé a masturbarlo. Me incorporé, me giré y, sin decir palabra, me arrodillé frente a él. Su pene estaba justo delante de mi cabeza. Estaba erecto y apuntaba hacia mi cara. Mis labios se acercaron; olía bien. Me encanta usar todos mis sentidos. Lo besé, mi lengua cálida y húmeda rodeó la cabeza de su pene varias veces.Lo oí gemir de placer, y suspiró cuando mis labios se separaron y su pene desapareció por completo dentro de mí. Se notaba que estaba increíblemente excitado. Sentí su mano en mi cabeza, marcando el ritmo de cómo quería que lo chupara. Lo dejé, como una buena sumisa que debe cumplir los deseos de su amo. Apartó mi cabeza de su pene y, por primera vez, me habló, pidiéndome que le lamiera los testículos. Me encanta hacerlo, así que no iba a negarme. Mi lengua se deslizó a lo largo de su pene y le lamí los testículos durante un buen rato; no se los había afeitado. Era una sensación extraña, todo ese vello en mi lengua, y senti ...

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