Hola a ti que leerás mi historia. Te va a gustar o no. De todas formas espero que no os deje indiferente. Entonces, gracias por dejar un comentario o reseña. Esto me permitirá progresar y ofrecerles nuevas historias. Gracias de antemano y disfrute leyendo, esperando que disfrute leyendo tanto como yo disfruto escribiendo.¡Esta noche salgo! Con una amiga, Laeticia, decidimos que ya era hora de salir al club y es por esta noche. Nos reunimos en un foro donde pudimos discutir y avanzar juntos. Tiene mi edad, 24 años, y, como a mí, le gusta travestirse. En la vida real su nombre es Hakim y tiene una relación con una mujer desde hace 4 años. En mi vida real mi nombre es Franck y tengo una relación desde hace 3 años. Pero compartimos el mismo deseo, la misma necesidad, de cambiar de género de vez en cuando sin cuestionar nuestra masculinidad. Raro, ambiguo, tal vez, pero es un impulso incontrolable y si el 99% de nosotros somos hombres, al porcentaje restante nos gusta ser mujeres. Algunos son cosplayers, nosotros somos travestis. Conocerla fue una oportunidad increíble, entendimos que no estábamos solos y eso nos ayudó mucho. Pudimos intercambiar nuestros secretos, confiarnos el uno al otro, intercambiar consejos, en definitiva nos hicimos amigos. Y luego nos encontramos, primero como hombres y luego, lo más pronto posible, como mujeres en la casa de uno o del otro. Luego nos ayudamos mutuamente a vestirnos y maquillarnos. Intercambiamos outfits y los compramos juntas. No había nada sexual en nuestras expectativas y en nuestros juegos de travestismo se limitaban a transformarnos por un tiempo.Las dos nos armamos de valor para salir disfrazadas, 3 veces en total, para ir a tomar algo a un bar gay donde pensábamos que sería más fácil para nosotras ser aceptadas. Este fue el caso y ganamos confianza y decidimos probar una nueva aventura, de ahí nuestra discoteca esta noche. Aprovechamos la ausencia de nuestros socios para reunirnos en mi casa. Para los conjuntos, el trato fue que nos los comprábamos entre nosotros. Antes de que llegue, me ducho rápidamente y me aseguro de que mi depilación sea perfecta. Sí, me elimino por completo el vello de la pelvis y de la parte superior de los muslos, el único pequeño rasgo de mi masculinidad cotidiana y que, por cierto, le gusta mucho a mi novia. Me pongo una bata de baño y preparo té, ella debería llegar más tarde. Efectivamente, el agua no ha tenido tiempo de hervir cuando ella toca el timbre, bueno, es Hakim quien aparece pero aun así, para mí es Laeticia. Él es un chico guapo, de 1m85 de altura, deportista, de cabello oscuro y ojos marrones y ella también es una mujer hermosa cuando está vestida. Finalmente lo encuentro. Por mi parte mido 1m80, bastante delgada y deportista también, tengo cabello castaño y ojos verdes, hombre guapo dicen y mujer hermosa me dice Laeticia.Nos besamos y sirvo té en la sala, no puedo evitar mirar las bolsas que trajo que contienen mi conjunto para esta noche. Ella lo nota y me dice que ha decidido ponerme sexy esta noche. Estoy ardiendo de impaciencia y se lo hago saber. Ella accede a mi pedido y me entrega la primera bolsa, la ropa interior, me dice. Abro y descubro un magnífico tanga de tul y encaje rosa pálido con motivos florales, sujetador y liguero a juego. Si ya hemos comprado lencería, esta es la primera vez que se trata del liguero. Entonces, estoy menos preocupado por lo que le compré. Y finalmente, encuentro un par de medias color carne lo suficientemente opacas como para ocultar mi cabello. Estoy súper feliz, es tan hermoso. Me levanto y le doy un fuerte abrazo. Luego me entrega el segundo bolso, lo abro y descubro una minifalda gris/rosa bordada con motivos florales y dobladillo con volantes. Se acompaña de un top a juego de manga larga y hombros abiertos. En el fondo del bolso encuentro un par de zapatos de salón en los mismos tonos que la falda y con tacones de al menos 8 cm, por suerte practicamos. Es magnífico ! Me levanto nuevamente para darle un fuerte abrazo.Entonces iré a buscar sus cosas. Espero que ella sea tan feliz como yo. Al igual que ella, primero le presento el bolso de lencería. Quizás fui demasiado atrevido, pronto lo descubriré. Abre el bolso y saca un corsé de tul negro decorado con motivos florales rojos. Ella la mira, me mira con ojos grandes y redondos. Le pido que hable conmigo si no le gusta, pero ella dice "¡Me encanta!" » suena y se arroja a mis brazos para abrazarlo. Termina de descubrir el resto del bolso, un tanga a juego y un par de medias. Ella está muy contenta. Luego le entrego el segundo bolso y descubre un pequeño vestido negro ajustado con mangas largas. Ella grita de alegría y luego descubre un par de zapatos de tacón negros con tacones de 5 cm. Se arroja nuevamente a mis brazos para abrazarme."¡Prem está en el baño!" » me grita, corriendo para encerrarse allí. Me río mientras me dirijo a mi habitación, llevándome mi ropa de la noche. Me puse las medias, el tanga (es lo más escotado posible y me llega muy por encima de las nalgas), el sujetador (que no tiene mucho soporte) y el liguero. Y ahí está el drama, ¿cómo sujetar estos malditos tirantes a las medias? Entiendo el truco y llego por delante pero por detrás, por mucho que me contorsione, es imposible. Bueno, le pediré a Laeticia que lo haga. Sólo por eso nunca le compraría uno a mi novia. Me admiro frente al espejo, aprecio lo que veo, me encuentro muy, muy sexy.Me pongo la falda, me pongo el top y ahí, nueva tragedia, se ve el fondo de mi estómago y sus pocos pelos. Que no cunda el pánico, tenemos tiempo, puedo quitarme el pelo. Cómo explicárselo a mi novia es otra historia, pero estoy tan absorto en el momento que me digo que lo pensaré más tarde. Me pongo los zapatos, agarro un juego de collar, pulsera y aretes que le regalé a mi novia y salgo de la habitación. Laeticia no ha salido del baño y la oigo maldecir. “Si es por las ligas, no te preocupes, yo lo haré y tú harás el mío”, le grité a través de la puerta. “Qué mierda son estas cosas”, respondió. Mientras lo esperaba, me serví un whisky y lo esperé en la sala. Después de unos sorbos y “Wow”, ¡qué belleza! El vestido le sienta muy bien, es precioso. Defiendo a Bliss y ella me halaga con mi apariencia antes de que pueda hacerlo. "Está bien, cariño, nuestra ropa nos queda bien, pero aún queda trabajo por hacer si me arreglas estos m... tirantes para que podamos empezar", me llamó. "Tendrás que hacer lo mismo con las malditas... ligas". Nos reímos juntos y lo miro fijamente. “Para mí esperará un poco” le dije mostrándole mi estómago. "Tendré que encargarme de esto, gracias a ti". Después de mi sesión de desnudamiento, depilación de barriga, vestirme y fijar las medias a los tirantes de Laeticia, sesión de maquillaje. Después de casi dos horas y unas cuantas copas pasamos al rosado, ya estamos listos. Con nuestras pelucas rubias idénticas, de longitud media y con flequillo que llega a unos centímetros de nuestras cejas, somos irreconocibles. Como es un poco pronto para ir de discotecas decidimos echar un vistazo al bar antes de ir allí. Al entrar, noto algunas miradas, prueba de que nuestros esfuerzos no han sido en vano. Después de dos copas de rosado y algunos rechazos de machos cachondos a los que intentamos explicarles que es una velada con amigos, decidimos ir aunque todavía sea un poco temprano.Cuando llegamos notamos que el ambiente ya está caliente y muy rápidamente nos dejamos atrapar por el ambiente y nos dirigimos hacia la pista de baile. El alcohol de nuestros rosados y el placer de estar ahí ayudándonos, nos dejamos llevar por la pista. Molestos por los numerosos intentos de acercarse a nosotros, decidimos hacer una pausa y después de tomar nuestras bebidas nos sentamos en un rincón a observar a los bailarines. Charlando tranquilamente y sobre todo comentando sobre las bailarinas, regularmente se nos acercan chicos a los que nos gustaría dar lecciones de coqueteo. Nos reímos de eso. “Está bien, los próximos chicos guapos que se presenten, aceptamos que nos paguen un poco, ok, solo para ver. Creo que nos vamos a reír mucho”, me dijo de repente Laeticia. Le digo que no estoy de acuerdo, somos amigos, no necesitamos ni queremos chicos. En ese momento dos tipos bastante tontos nos preguntan si queremos otra copa. Antes de que pueda expulsarlos, Laeticia responde que sería un placer. Quiero retorcerle el cuello y mientras los chicos se van a buscar bebidas le digo que no estoy de acuerdo, que esto va demasiado lejos y que me voy a casa. ...
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Sí, tengo mas de 18 anos ! No, soy menor de edad