Después de esa primera vez, hubo muchas más, ya que vi a este hombre varias veces por semana durante un año y medio, hasta que me fui al ejército. No tenía por qué venir a buscarme; me había encantado lo que habíamos hecho y al día siguiente quería repetirlo. A pesar de todo, fue él quien regresó esa noche a la cervecería donde trabajaba. Había estado pensando en él y en nuestro encuentro sexual todo el día y apenas perdí la erección. Cuando lo vi, comprendí de inmediato que íbamos a empezar de nuevo al final de mi turno. Como de costumbre, se sentó en la barra y le atendí sin atreverme a mirarlo a la cara. Esperó a estar solo en la barra para preguntarme si quería volver a su casa esa misma noche. Lo deseaba tanto que no me lo pensé y dije que sí rotundamente. Como debía terminar mi turno una hora más tarde, me dijo: «Ven después, te dejo la puerta abierta, te espero». Al terminar el turno, no perdí el tiempo. Al bajar la manija de la puerta, esta se abrió. Lo oí decir que cerrara con llave y que lo encontrara en la sala. Corrí allí y lo encontré sentado en un sillón, completamente desnudo y erecto. Estaba como paralizada, con la mirada fija en su polla, pero no me moví. Fue él quien me dijo: «No vienes a saludarme». Avancé y, cuando estaba a punto de besarlo, me dijo: «Bésame la polla». Me arrodillé, lo tomé en mi boca y comencé a masturbarlo. Como estaba tan dotado como un actor porno, sujeté su polla con una mano y me metí todo lo que pude en la boca, sin poder aguantarlo todo. Fue él quien me dijo que parara y me sugirió que me duchara. Lo hice, y esta vez me desnudé sin ninguna vergüenza. Estaba duro como un burro, pero estaba orgullosa de ello. Me duché y volví a la sala todavía erecto. Me hizo sentar en el sillón y me ofreció algo de beber. Me sirvió un vaso de alcohol y cogió una frasquita que estaba en la mesa y echó unas gotas en ambos vasos. Obviamente, le pregunté qué era y me dijo que nos permitiría aumentar la excitación (en realidad no lo necesitaba), retrasar el orgasmo y poder volver a empezar rápidamente. No discutí y bebimos un poco. Yo seguía con ganas de polla, pero me dijo que era mejor tomarnos nuestro tiempo y se levantó, abrió el mueble donde estaba el televisor. Sacó un vídeo y lo puso en la videograbadora; era la primera ...
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Sí, tengo mas de 18 anos ! No, soy menor de edad