Olivier y yo habíamos tomado nuestros pequeños hábitos. Hay que decir que el video cassette que había encontrado por casualidad y gracias al cual habíamos vivido nuestra primera experiencia formaba parte de una colección mucho mayor que acabé descubriendo. Esta colección a nuestra disposición, compuesta por una treintena de películas, nos dejó la elección de la temática según nuestro deseo del momento. Es en torno a esta colección que se organizan las jornadas de este verano. Siempre de la misma forma. Por la mañana, una primera sesión de paja de diferente duración en función de nuestro estado de excitación. Nos tomamos el tiempo para elegir una película, ya sea para revisar una escena que nos gustó especialmente o para descubrir otras nuevas. El simple hecho de mirar las portadas ya nos puso en un revuelo. La mañana estuvo inevitablemente acompañada de una buena pipa que le ofrecí. Como la primera vez, en el sofá, viendo la película que habíamos elegido. Por alguna razón que no puedo explicar, siempre fui yo quien lo chupó y nunca al revés. Creo que me gustaba sentir su polla y a él le gustaba mi boca. Otro cochinillo por la tarde. Esto no sucedió en la privacidad de la sala de estar de mis padres, sino en el exterior. Tuvimos la suerte de vivir en un pequeño pueblo en el campo y no faltaron los espacios naturales vírgenes. Creo que nos masturbamos prácticamente en cualquier lugar que pudimos. Lo bombeé en el bosque, en el campo abierto escondido detrás de un pajar, alrededor de un claro o incluso en una pequeña cabaña de pastor. Se dedicará un episodio al día en que uno de nuestros amiguitos nos sorprendió en acción, cola en mano. A medida que pasaban los días, fui adquiriendo más y más experiencia. Me pajeé y chupé cada vez mejor. La cola de Olivier se había vuelto más duradera. Si al principio estaba bastante jugoso, tardaba cada vez más en llegar y me gustaba. Le di una pajita… él lo vendó, lo bombeé… se vino y comenzamos de nuevo. Creo que fue cuando vio las escenas de eyaculación de las películas matutinas que tuvo la idea de masturbarse en mi boca. Me sorprendió la primera vez, pero con el tiempo fue un nuevo ritual entre nosotros. Cuando iba a correrse, tomó su polla de nuevo en la mano y dejándola profundamente en mi boca, se pajeó con un movimiento bastante lento. Todavía estaba abriendo los muslos. Para que pudiera agarrar sus bolas con toda la mano y acompañar las idas y venidas en mi boca. Aproveché para deslizar un dedo delicado sobre su lavadora habiendo notado que estaba bastante receptivo a esta caricia. Funcionó particularmente bien durante las mamadas de la tarde, ya que la mayor parte del tiempo él estaba parado frente a mí y yo estaba agachado, esperando a que me inundara la boca. Así es como lo hice correrse. Me alimentó con su semen dos veces al día. A veces tres. Pasaron los días y esperé mi dosis. Estaba esperando mi boca. Una especie de ritual no dicho. No hay necesidad de hablar demasiado, sabíamos lo que iba a pasar. Esa mañana, estábamos viendo una película particularmente dura que nunca habíamos visto antes. La chaqueta ya nos había puesto duros varias veces pero de común acuerdo: "¡la guardamos para más tarde"! Las actrices eran zorras realmente codiciosas y cachondas vestidas de una manera que nunca antes habíamos visto. ¡Estaban cachondos! Los actores tenían hermosas pollas que se golpeaban el coño y el culo sin ceremonias. Esta película realmente nos puso difíciles. Luego vino una hermosa escena de sodomía. La actriz hizo el papel de una puta a la que le pagaban por darle el coño al cliente pero este último, demasiado emocionado, comenzó a follar con ella a pesar de la discordia del principal interesado. Estaba a cuatro patas, muy separada, y su pequeño agujero estaba fuertemente golpeado. Podíamos ver su coño bien abierto y húmedo así como las bolas del macho cachondo golpeando su clítoris con cada abrazo. En su forma de disfrutar como loca, dedujimos que ser follada por el culo tenía que hacer el mayor bien. Aquí es donde Olivier me dijo: - ¿Quieres que te joda como ella? - No lo sé… ¡Nunca he hecho eso! - ¿Yo tampoco pero podríamos intentarlo? Ya ves como disfruta con esta perra. Ella se lo mete por el culo y le encanta. - ¿Viste el tamaño de tu polla? ¡Nunca entrará en mi culo! - Sí, pero mira lo que encontré. Olivier me muestra con orgullo un tubo blanco cuyo nombre y contenido no puedo identificar. - Robé esto del cajón de la mesita de noche de mi padre. ¡Es vaselina! - ¿Vaselina? ¿El truco para lubricar? - Si eso es. ¡Lo intenté anoche en mi cama y funciona! Me puse un poco en la polla y me la pajeé así. Fue grandioso ! Su frase apenas termina, abre el tubo y saca una bonita avellana que viene a aplicar por todo el largo de su máquina. - Toca, verás como te va. Lo hago y me doy cuenta de que su polla se desliza bien. - ¿Crees que se meterá en mi trasero solo con eso? Mientras decía esto, ya me había levantado y me había inclinado hacia adelante, con las manos en la mesa de café. Tenía los muslos abiertos y creo que Olivier tenía una buena vista de mi trasero. Estaba bien arqueado porque su propuesta me emocionó, finalmente. Fue entonces cuando soltó un poco más de gel del tubo y vino a meter el dedo en mi lavadora. La primera sensación fue de frío y me hizo gemir. Se tomó su tiempo tocándome con los dedos. Primero, molestó mi agujero hasta que se abrió un poco por sí solo. Luego hundió una primera falange, luego una segunda en un suave y lento vaivén. Este sentimiento nuevo para mí fu ...
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Sí, tengo mas de 18 anos ! No, soy menor de edad