En este caluroso domingo de junio, inicio de mis vacaciones que decidí cambiarme al 100% como mujer (finalmente decidí asumirme en el día a día como mujer en cuanto pueda porque así me siento bien), aquí me voy a un lugar del que he oído hablar pero no lo sé: Port Galland y su playa naturista gay.Peluca larga, manos y pies barnizados, maquillada con camiseta de tirantes, falda larga a media pierna y sandalias, aquí me voy de aventura.Rápidamente encuentro el lugar del que todos hablan para estacionar de manera segura, pero dudo en salir de mi auto porque hay mucho tráfico y no sé cómo una chica como yo puede ser bienvenida. Algunos hombres pasan junto a mi vehículo, me miran sin burlarse. Incluso recibo saludos. Decido tomar mi coraje en 2 manos y tirarme afuera.Un pequeño sendero se adentra en el bosque hacia el río Ain y rápidamente me cruzo con hombres desnudos caminando (a veces acariciándose, cosa que no me importa), otros disfrutando del sol en sus toallas. Camino y noto rápidamente que las únicas reacciones que despierta mi presencia son miradas más o menos codiciosas y lindos sexos que se ponen de pie. Por fin un lugar naturista gay donde andar como mujer no está mal visto.No escondo que se me empieza a endurecer el clítoris debajo de la falda, al ver estos lindos cuerpos así como momentos muy guarros que me sorprenden en los rincones.No presté atención pero un cincuentón me seguía. Cuando me detengo, él viene por detrás, deslizando su mano debajo de mi falda para acariciar mi trasero (estoy desnudo debajo de mi falda) y me dice que me desea.Sorprendido, salto un poco, me doy la vuelta y lo encuentro de mi agrado. Me ofrece mamarlo en una arboleda. Más bien guapo, acepto y nos vamos a por una arboleda.Rápidamente hago que salte los pantalones cortos. Se encuentra desnudo frente a mí, completamente afeitado con una buena polla esperando a ...

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