Hace tres semanas, mi marido Henry se fue de viaje a las provincias y me dejó sola durante el fin de semana. Buscando una buena velada, en un sitio libertino encontré una persona con la que tuve infinito placer. Hablamos largo y tendido durante el día y, sabiendo que estaba sola, me sugirió que nos reuniéramos con él en el hotel por la noche. Al fin y al cabo ¿por qué no? Me preparé, un lindo vestidito negro abierto por delante y por detrás, sin ropa interior, medias DIM UP, tacones (muy, muy raramente los uso)... estaba lista. Exactamente a las 10 de la noche llegué al lugar de la reunión, Bruno (así se llama, probablemente se reconocerá) me estaba esperando afuera. Primero me uní a él en su auto para conocerlo mejor. Me elogió por mi belleza y eso me conmovió mucho. Vi su mirada posarse frecuentemente en mis piernas. Sus palabras eran dulces y agradables. Llegamos al hotel. Al entrar en la habitación, Bruno me dijo: espera, te voy a ofrecer algo: ¿Aceptas que te vendaré los ojos? Respondí que sí, que eso debía ser aún más emocionante… Entonces me puso una bufanda bastante gruesa sobre los ojos, sumergiéndome en la oscuridad visual. Luego me llevó al dormitorio. Allí sentí sensualmente como mis ropas caían una tras otra de una manera no muy normal. Comprendí inmediatamente que eran dos... Mi vestido se levantó y me imaginé a mis dos compañeros mirándome de arriba abajo. Fue excitante tener este efecto en hombres hermosos. Después de desnudarme, con solo mis medias y mis zapatos puestos, los dos comenzaron a acariciarme largamente de una manera muy sensual. Sus manos recorrieron mi cuerpo. Me quedé cerca de ellos y ellos lo aprovecharon al máximo. Sentí los bultos en sus pantalones y presioné mi estómago contra ellos. Uno de ellos comenzó a acariciar mis pechos, lamerlos y morder mi pezón mientras el 2do se encargaba de lamer mi sexo ya muy mojado por la excitación mientras uno de sus dedos penetraba mi trasero. Ese momento, que duró unos buenos diez minutos, me hizo venirme y correrme fuerte dos veces. Uno de ellos me quitó la venda de los ojos y ahí tuve la confirmación de que efectivamente eran 2. Encantado de conocerte, soy Marc, me dijo el segundo compañero. Estaban desnudos y sus pollas estaban erectas. Había oído que se turnaban para desnudarse mientras me hacían correrme con sus dedos y lenguas. Bruno y Marc me mostraron sus penes tensos, que tomé con a ...

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