Ella estaba allí, a mi lado, su boca estaba a solo unos centímetros de la mía, mis manos descansaban en sus nalgas y mi polla comenzaba a estar un poco demasiado apretada en su jaula de tejido.Lo conocí en el sitio. Su descripción fue breve y su única foto visible reveló un cuerpo cuyas curvas habrían hecho morir a cualquier hombre. Es leyendo las historias que publicó en el sitio que nace en mí el deseo de conocerla.Nos conocimos y, rápidamente, la necesidad de encontrarnos ... Hizo una cita conmigo en su casa una hermosa tarde de agosto. En el camino, mi emoción era palpable, finalmente iba a tener en mis brazos este cuerpo que tanto me había hecho fantasear a lo largo de nuestras discusiones.Llegado a su casa, llamo. Recibo un mensaje en mi teléfono que dice “Adelante, está abierto, estoy en la sala de estar. ". Obedezco estas órdenes. Entro a la casa, la luz se apaga. Llego a la entrada del salón y la veo. Ella está frente a mí, usando un sostén y una tanga de encaje negro, además de un liguero.Ella no dice una palabra. Me acerco a ella, se levanta del sofá y se une a mí. Nos encontramos cara a cara, y sin una palabra, su boca se acerca a la mía, su lengua acaricia la mía, toma mis manos y viene a ponerlas en sus nalgas. Su mano luego llega a sentir y acariciar mi entrepierna. Mientras continúa besándome, sintiendo que estoy demasiado apretado en mis pantalones, me desabotona. Mis manos continúan pasando por sus nalgas, pero los dedos se pierden en las voluptuosas curvas de su cuerpo. Deja de besarme y comienza a quitarme la ropa. Me deshago de mis zapatos, de mis pantalones y ella cuida mi camisa. Estoy desnudo, frente a esta diosa del placer. Ella besa mi pecho, luego baja lentamente por mi estómago para terminar de arrodillarse frente a mi pene erecto. La veo, su mirada en la mía, metiendo mi polla en la boca, la curva de sus pechos resaltada por este sujetador de encaje que sueño con arrebatarme. Ella comienza tomando mi pene en la boca, su lengua da vueltas, me lame y luego mi polla se hunde en su boca. Tomo su cabeza, voy y vengo en su garganta, está bien, pero no quiero correrme, no así, no ahora. Lo detengo y le ordeno que se levante y me lleve a su habitación. Cuando llegamos a la habitación, ella está parada frente a mí, la tomo en mis brazos, la beso, le quito el sostén, la tanga y la acuesto en la cama. Mis manos se pierden en su coño ya empapado, tomo su pecho en la boca, juego con mi lengua en sus alvéolos y sus pezones. Su coño se vuelve más y más húmedo mientras acaricio su clítoris. Mis dedos la penetran, primero uno, luego dos. Dios, está mojada, no tengo ninguna dificultad ...
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Sí, tengo mas de 18 anos ! No, soy menor de edad