Era una agradable tarde de verano, mi amado y yo habíamos ido a dar un paseo romántico en el coche, después de unos minutos de conducción, decidí divertirme un poco con él. Con un aire bastante travieso comencé a deslizar mis dedos por su pantalón, cuidando de aplicarme a su polla a través de las finas telas de su jogging. Me miró con una sonrisa traviesa y ya sabía lo que estaba pensando, sugirió que me detuviera con aire de descanso no muy lejos. Acepté sin dudarlo, una vez en el estacionamiento nos bajamos del auto mi hombre me tacleó ferozmente en el capó del auto y me besó apasionadamente para mi mayor placer su mano se rasca para hojear mi cuerpo para luego pasar por debajo de mi vestido me dio un Maravillosa emoción. Cuando tuve la impresión de que me observaban y volví la mirada, vi un coche no muy lejos. Me encargué y le dije a mi hombre que me esperara un momento al llegar al auto. Vi a una mujer morena que me miró con una sonrisa y luego abrió la ventana. Después de 5 minutos de conversación me ofrecí a acompañarnos, ella aceptó para mi gran placer. Al ir a reunirse con mi querida se presentó su nombre es Maéva y solo estaba de paso, era bisexual como yo. Llegó frente a mi hombre y nos miró sorprendido. Con una sonrisa le dije que había encontrado una novia para jugar tu quieres para mirarnos o unirse a nosotros. ”Me lanzó una mirada ardiente y me dijo quién estaba dispuesto a unirse a nosotros. Su respuesta ya sabía qué hombre rechazaría un juego de libertinaje con dos mujeres. Maéva me agarró por la cintura y se agachó para besarme mientras mis manos vagaban por su cuerpo luego nos acercamos a mi querido que estaba sentado en el capó del auto, mientras yo lo besaba Maéva se quitó los pantalones y están boxeando y chupando mi boca vamos a través del cuerpo tenso de mi hombre y fui a unirme a Maeva para una mamada con dos lenguas alternamos un tiro lo chupo y Maeva lamió sus bolas y de repente era yo entre dos nos besamos bajo el suspiro de placer de señor. Después de unos buenos 15 minutos, Maeva y yo nos levantamos, la estiré sobre la capucha y le levanté la falda y luego me tangas negras con los dientes y la lamí, cuidando de hacerle cosquillas con los dedos. Mi hombre se paró detrás de mí y comenzó a besar mi cuello mientras me levantaba el vestido, azotó mis calzoncillos bóxer de encaje y me tasó al estilo perrito mientras lanzaba entre el placer y la cuni que le di a Maeva. Ninguno de nosotros estaba reprimiendo sus gritos resonando en el estacionamiento. Después de un tiempo en el que no estaba tan concentrada en mi placer, le indiqué a mi esposo que se detuviera y tomara el turno de Maeva. Mi querido lo hizo con una sonrisa en su rostro. Me acosté sobre el capó porque Maeva me pidió que lo hiciera y ella empezó a lamerme de una manera ...
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Sí, tengo mas de 18 anos ! No, soy menor de edad